Dracula

Bram Stocker

Allí yacía como si la juventud hubiera sido medio renovada, porque el cabello blanco y el bigote habían cambiado a un gris oscuro, las mejillas más llenas y la piel blanca parecía de color rojo rubí por debajo; la boca estaba más roja que nunca, porque en los labios había gotas de sangre fresca, que goteaban desde las comisuras de la boca y corrían por la barbilla y el cuello. Incluso los ojos profundos y ardientes parecían hundidos entre la carne hinchada, ya que los párpados y las bolsas de debajo estaban hinchados. Parecía como si toda la horrible criatura estuviera simplemente atiborrada de sangre; Yacía como una sanguijuela sucia, exhausto por su saciedad.